Shyamalan para mí es un director bastante peculiar: amado y odiado por igual, nunca he visto mayor dualismo entre las opiniones vertidas sobre ningún otro cineasta. O bien sus películas son consideradas cine del que merece la pena ver, o una auténtica basura. En Estados Unidos, de hecho, los críticos se ceban con él, aunque con
El Sexto Sentido hubo cierta unanimidad (yo directamente la considero una obra maestra, fue una lástima que no pudiera llevarle la carátula del dvd para que me la firmara, ya que me enteré por la llamada de un amigo de que andaba por Madrid cuando yo estaba en la facultad, pero bueno, al menos me llevé un póster de
Devil firmado xD). El problema vendría después de
El Protegido, con las
controvertidas
Señales,
El Bosque, y
La Joven del Agua. Aquí se inicia la división de opiniones. Y ya mejor no hablemos de
El Incidente (de la cual prefiero no hacer comentarios xD) ni de
The Last Airbender. En esta última da la impresión de que él mismo se convierte en la persona sobre la que recae uno de los característicos giros argumentales de sus películas, yo al menos no me lo imaginaba adaptando un
anime de aventuras y acción, y encima en 3D.
Verle me ha hecho reflexionar. La verdad es que es un tipo simpático, no dudaba en dar conversación a los asistentes que le pedían su firma en cualquier tipo de soporte. Personalmente, no es que lo considere la piedra angular del séptimo arte ni nada por el estilo, pero hay que admitir que tiene una forma de hacer las cosas en cine nada desdeñable y que más quisiéramos algunos llegar a alcanzar algún día. Me explico: vivimos en una época en la que se echan en falta personas capaces de vivir de ideas plenamente originales. Cada vez se hace más difícil aportar ideas nuevas, da la impresión de que todo está ya inventado. Ya mencioné todo esto en mi primera entrada del blog: Remakes, secuelas, precuelas, spin-offs... ¿qué ha pasado? ¿Dónde está ahora el afán por el riesgo que implica lo nuevo y que siempre ha estado presente en los cineastas clásicos, desde Ford hasta Coppola, pasando por Wilder y Scorsese?
Algunos, como Shyamalan (sin ponerlo a la altura de los anteriores), todavía se esfuerzan por intentar hacer cosas realmente innovadoras, por tener un estilo propio y poder ejercitarlo sin importarle la opinión de los que creen saber más que él (es curios0 el
sablazo que da a los críticos de cine escépticos en
La Joven del Agua). En resumidas cuentas:
personalidad. En sus películas se preocupa de mostrarnos a personajes que de planos tienen lo justo, unas historias muy originales y creativas articuladas con bases en el suspense, de ofrecernos nuevos puntos de vista (me parece especialmente original la idea de
Señales dentro de lo que es la ciencia ficción en sí, ya que no conozco ninguna película de este género que aborde el tema de los extraterrestres recurriendo a las supuestas y archiconocidas marcas sobre los campos), unos guiones sólidos, y algo de lo que cada vez se ve menos en el cine: los giros argumentales. A veces pueden resultar algo
metidos con calzador, pero al menos se agradece que no quiera hacerse una película 100% previsible. Pero lo mejor es sin duda que ha demostrado tener un pulso único a la hora de narrar historias enfocadas desde la intriga (hay planos de
El Sexto Sentido y de
El Bosque que permanecerán en mi retina por siempre).
Sin embargo, tanto él mismo como muchos de los que hemos visto algunas de sus películas hemos tenido que sufrir en algún momento el ataque de prejuicios, los cuales hemos insistido miles de veces en clase que hay que intentar evitar y aquí, sin embargo, es como si nos los hubieran inculcado de forma externa: tanto
El Bosque como
La Joven del Agua nos fueron vendidas (tráilers, etc.) como si fueran de terror, cuando en realidad, aunque en ambas hayan planos en los que aparezca reflejada la influencia de este estilo, la primera se basa más que nada en la intriga y en hacer una reflexión sobre cómo el miedo condiciona la conducta humana (sí, soy del bando de aquellos a los que
El Bosque no les pareció mala en absoluto xD), y la segunda adopta la forma de un cuento fantástico, lo cual llegó a decepcionar a mucha gente. Es por eso por lo que animo a que estas películas sean vistas sin prejuicios y con apertura a las distintas segundas lecturas que pueden llegar a ofrecer (aunque en el caso de
El Incidente, esta idea para mí no consiguió cuajar de la misma forma que las demás).
Bien, la calidad de sus películas puede ser más o menos criticada según qué enfoques, pero lo que no se puede negar es que al menos se esfuerza por hacer cosas que sorprendan: se arriesga para intentar llegar al público por vías fuera de lo común. Mi objetivo no es hablar de él como si ya fuera un cineasta clásico (aunque si se lo propusiera podría llegar a serlo), sino simplemente destacar esa capacidad que tiene de contarnos nuevas y singulares historias de una forma tan personal. Y todas estas ideas no dejan de ser principios esenciales para poder ser buenos creativos, ¿no creéis?
*Las fotos fueron sacadas de mi móvil y del de mi amigo, de ahí su maravillosa calidad.