Se conoce con este nombre debido a que esa fue la primera expresión que se escribió la primera vez que se puso en práctica este método. La frase en cuestión era: “Le cadavre exquis boira le vin nouveau” (“El cadáver exquisito beberá el vino nuevo”). Asiduos de este juego fueron personalidades como André Bretón o Tristán Tzara, ligados corrientes surrealistas y partidarios de que los aportes de ideas creativas debían ser grupales y lo más intuitivos posibles. Incluso hace unos días, el director de cine Tim Burton ha comenzado un cadáver exquisito en Twitter partiendo de un cuento sobre su personaje Stainboy (el Chico Mancha) susceptible a dársele continuidad.
El cadáver exquisito de Burton
Podéis ver más información aquí:
http://alt1040.com/2010/11/tim-burton-inicia-un-gran-cadaver-exquisito-en-twitter
http://www.timburton.es/2010/11/21/%C2%BFquieres-continuar-una-historia-de-tim-burton/
Para acabar, dejaré puesto el cadáver exquisito que sacamos en clase. Y sí, fui yo el que dijo lo de las palomas arranca-ojos, lo único que ahora vuelto a hacer mi frase porque me expresé fatal en el momento en que la escribí xD, en realidad lo que vereis era lo que quería decir:
Era una cuidad un tanto fantasmagórica, todo daba miedo y el pino no paraba de temblar. Las raquíticas ramas de los árboles se quemaban con facilidad, mientras una densa niebla se formaba en torno a mí. El frío entumecía mis músculos y mis ideas. Entonces vi la cara de un león, pero lo que importaba no era el destino, sino el camino recorrido. Por lo pronto, encontré un lugar para alojarme. Era una broma. Las avenidas se ramificaban ausentes, mientras yo caminaba y pensaba en lo que me habían dicho antes: el pájaro es la clave. Si lo pierdes de vista, no habrá nadie quien te guíe. Por esto perdí a mi mejor amigo en la Guerra. Así que fui corriendo hacia la gente, y de repente vi algo que me dejó perplejo: un hombre haciendo el pino rodeado de palomas. Ellas le rodeaban y al piar organizaban un escándalo grotesco, aguardando para arrancarle los ojos. Pero él sabía que no lo lograrían, ya que eran de cristal. Así que le robó el sharingan, porque era algo muy típico de su familia.
Mi familia era de una época muy antigua. Me la traje en uno de mis viajes al pasado. Era la primera vez que viajaba a esta época, pero iba acompañado por ella, así que estaba tranquilo. Un extraño sentimiento se apoderó de su ser. Y no sabía por qué, pero se encaminó a la estación con las manos vacías y sin rumbo fijo, sólo viajar. Metió sus lápices de colores y sus acuarelas en la maleta y empezó a caminar. No pesaba mucho, pero le costó tirar de la maleta, como si llevase mil piedras dentro. Pese a todo, decidí que ya no importaba. Podía soportar lo que me echaran, porque me sentía feliz: estaba a su lado, con su sonrisa, su voz tan calurosa… le quería y no importaba nada. Y fue en ese apogeo sentimental momentáneo que estaba sintiendo cuando afrontó la verdad que no quería creer. Ahora ya creía en todo y entonces sí que podría soportar lo que le echaran por siempre jamás.